FUNDAMENTOS DE LA GEOMETRIA - SIGLO XIX Y XX
La historia del origen de la Geometría es muy similar a la
de la Aritmética, siendo sus conceptos más antiguos consecuencia de las
actividades prácticas. Los primeros hombres llegaron a formas geométricas a
partir de la observación de la naturaleza.
El sabio griego Eudemo de Rodas, atribuyó a los egipcios el
descubrimiento de la geometría, ya que, según él, necesitaban medir
constantemente sus tierras debido a que las inundaciones del Nilo borraban
continuamente sus fronteras. Recordemos que, precisamente, la palabra geometría
significa medida de tierras.
Los egipcios se centraron principalmente en el cálculo de
áreas y volúmenes, encontrando, por ejemplo, para el área del círculo de radio
unidad un valor aproximado de 3'1605. Sin embargo el desarrollo geométrico
adolece de falta de teoremas y demostraciones formales. También encontramos
rudimentos de trigonometría y nociones básicas de semejanza de triángulos.
También se tienen nociones geométricas en la civilización
mesopotámica, constituyendo los problemas de medida el bloque central en este
campo: área del cuadrado, del círculo, volúmenes de determinados cuerpos,
semejanza de figuras, e incluso hay autores que afirman que esta civilización
conocía el teorema de Pitágoras aplicado a problemas particulares, aunque no,
obviamente, como principio general.
No se puede decir que la geometría fuese el punto fuerte de
las culturas china e india, limitándose principalmente a la resolución de
problemas sobre distancias y semejanzas de cuerpos. También hay quien afirma
que estas dos civilizaciones llegaron a enunciados de algunos casos
particulares del teorema de Pitágoras, e incluso que desarrollaron algunas
ideas sobre la demostración de este teorema.
En los matemáticos de la cultura helénica los problemas
prácticos relacionados con las necesidades de cálculos aritméticos, mediciones
y construcciones geométricas continuaron jugando un gran papel. Sin embargo, lo
novedoso era, que estos problemas poco a poco se desprendieron en una rama
independiente de las matemáticas que obtuvo la denominación de "logística".
A la logística fueron atribuidas: las operaciones con números enteros, la
extracción numérica de raíces, el cálculo con la ayuda de dispositivos
auxiliares, cálculo con fracciones, resolución numérica de problemas que
conducen a ecuaciones de 1er y 2º grado, problemas prácticos de cálculo y
constructivos de la arquitectura, geometría, agrimensura, etc...
Al mismo tiempo ya en la escuela de Pitágoras se advierte un
proceso de recopilación de hechos matemáticos abstractos y la unión de ellos en
sistemas teóricos. Junto a la demostración geométrica del teorema de Pitágoras
fue encontrado el método de hallazgo de la serie ilimitada de las ternas de
números "pitagóricos", esto es, ternas de números que satisfacen la
ecuación a2+b2=c2.
En este tiempo transcurrieron la abstracción y
sistematización de las informaciones geométricas. En los trabajos geométricos
se introdujeron y perfeccionaron los métodos de demostración geométrica. Se
consideraron, en particular: el teorema de Pitágoras, los problemas sobre la cuadratura
del círculo, la trisección de un ángulo, la duplicación del cubo, la cuadratura
de una serie de áreas (en particular las acotadas por líneas curvas).
Paralelamente, al ampliarse el número de magnitudes
medibles, debido a la aparición de los números irracionales, se originó una
reformulación de la geometría, dando lugar al álgebra geométrica. Esta nueva
rama incluía entre otros conceptos el método de anexión de áreas, el conjunto
de proposiciones geométricas que interpretaban las cantidades algebraicas,
división áurea, expresión de la arista de un poliedro regular a través del
diámetro de la circunferencia circunscrita. Sin embargo, el álgebra geométrica
estaba limitada a objetos de dimensión no mayor que dos, siendo inaccesibles
los problemas que conducían a ecuaciones de tercer grado o superiores, es
decir, se hacían imposibles los problemas que no admitieran solución mediante
regla y compás. La historia sobre la resolución de los tres problemas
geométricos clásicos (sobre la cuadratura del círculo, la trisección de un
ángulo, la duplicación del cubo) está llena de anécdotas, pero lo cierto es que
como consecuencia de ellos surgieron, por ejemplo, las secciones cónicas,
cálculo aproximado del número pi, el método de exhaución como predecesor del cálculo
de límites o la introducción de curvas trascendentes.
Asimismo, el surgimiento de la irracionalidad condicionó la
necesidad de creación de una teoría general de las relaciones, teoría cuyo
fundamento inicial lo constituyó el algoritmo de Euclides.
Las primeras teorías matemáticas que se abstrajeron de los
problemas concretos o de un conjunto de problemas de un mismo tipo, crearon las
condiciones necesarias y suficientes para el reconocimiento de la autonomía y
especificidad de las matemáticas.
El carácter abstracto del objeto de las matemáticas y los
métodos de demostración matemática establecidos, fueron las principales causas
para que esta ciencia se comenzara a exponer como una ciencia deductiva, que a
partir de unos axiomas, presenta una sucesión lógica de teoremas. Las obras en
las cuales, en aquella época se exponían los primeros sistemas matemáticos se
denominaban "Elementos".
Se encuentran elementos pertenecientes a muchos autores, sin
embargo todos ellos han quedado relegados a un segundo plano tras la obra
matematica más impresionante de la historia: Los Elementos de Euclides.
"Los Elementos", como denominaremos a esta obra a partir de ahora,
están constituidos por trece libros, cada uno de los cuales consta de una
sucesión de teoremas. A veces se añaden otros dos, los libros 14 y 15 que
pertenecen a otros autores pero por su contenido, están próximos al último
libro de Euclides.
En "Los Elementos" de Euclides se recogen una
serie de axiomas o postulados que sirvieron de base para el posterior
desarrollo de la geometría. Es de especial interés, por la controversia que
originó en épocas posteriores el quinto axioma, denominado "el de las
paralelas", según el cual dos rectas paralelas no se cortan nunca. Durante
siglos se asumió este axioma como irrebatible, hasta que en el siglo XIX
surgieron las llamadas geometrías no euclídeas, que rebatieron este postulado.
Con posterioridad a Euclides y Arquímedes, las matemáticas
cambiaron fuertemente, tanto en su forma como en su contenido, haciendo el
proceso de formación de nuevas teorías más pausado, hasta llegar a
interrumpirse.
Entre las nuevas teorías desarrolladas ocupa el primer lugar
la teoría de las secciones cónicas, que surgió de las limitaciones del álgebra
geométrica. El interés hacia las secciones cónicas creció a medida que
aumentaban la cantidad de problemas resueltos con su ayuda. Sin duda, la obra
más completa, general y sistemática de las secciones cónicas se debe a Apolonio
de Perga.
En la época del dominio romano destacan algunos recetarios
en forma de reglas que permitían el cálculo de algunas áreas y volúmenes; y en
especial la conocida fórmula de Herón para calcular el área del triángulo
conocidos los tres lados.
Durante el primer siglo del Imperio Musulmán no se produjo
ningún desarrollo científico, ya que los árabes, no habían conseguido el
impulso intelectual necesario, mientras que el interés por el saber en el resto
del mundo, había desaparecido casi completamente. Fue a partir de la segunda
mitad del siglo VIII, cuando comenzó el desenfrenado proceso de traducir al
árabe todas las obras griegas conocidas, fundándose escuelas por todo el
Imperio.
Destacaremos como avance anecdótico, pero no por ello
carente de valor, la obtención del número pi con 17 cifras exactas mediante
polígonos inscritos y circunscritos en la circinferencia realizada por Kashi
(s. XV). Después de más de 150 años, en 1593, en Europa, Viète encontró sólo
nueve cifras exactas. Hubo que esperar a fines del siglo XVI y comienzos del
XVII para repetir el cálculo de Kashi.
El rasgo característico más importante de las matemáticas
árabes fue la formación de la trigonometría. En relación con los problemas de
astronomía, confeccionaron tablas de las funciones trigonométricas con gran
frecuencia y alto grado de exactitud, tanto en trigonometría plana como
esférica.
Entre las obras geométricas destacan las de Omar Khayyam (s.
XVI) y Nasir Edin (s. XIII), directamente influenciadas por las obras clásicas,
pero a las que contribuyeron con distintas generalizaciones y estudios
críticos, como los relativos al axioma euclideano del paralelismo, que pueden
considerarse como estudios precursores de la geometría no euclideana.
En el continente europeo, las matemáticas no tienen un
origen tan antiguo como en muchos países del Lejano y Medio Oriente, alcanzando
sólo éxitos notorios en la época del medievo desarrollado y especialmente en el
Renacimiento.
Podemos considerar la obra de Fibonacci "Practica
Geometriae" como el punto de arranque de la geometría renacentista. Esta
obra está dedicada a resolver determinados problemas geométricos, especialmente
medida de áreas de polígonos y volúmenes de cuerpos.
El profesor parisino Nicole Oresmes (1328-1382) llegó a
utilizar en una de sus obras coordenadas rectangulares, aunque de forma
rudimentaria, para la representación gráfica de ciertos fenómenos físicos.
Ya en el siglo XV, época de las grandes navegaciones, la trigonometría
fue separada de la astronomía, alzándose como ciencia independiente de la mano
de Regiomontano (1436-1474), que trató de una manera sistemática todos los
problemas sobre la determinación de triángulos planos y esféricos. Asimismo en
esta obra se establece un notable cambio desde el álgebra literal al álgebra
simbólica.
Fue François Viète (1540-1603) quien dio un sistema único de
símbolos algebraicos consecuentemente organizado, estableciendo en todo
momento, una fuerte conexión entre los trabajos trigonométricos y algebraicos,
de forma que de igual manera que se le considera el creador del álgebra lineal,
se le podría considerar como uno de los padres del enfoque analítico de la
trigonometría, esto es, la goniometría.
Para hacer más fáciles los cálculos, los matemáticos
desarrollaron ciertos procedimientos en los que, el papel fundamental lo
jugaban determinadas relaciones trigonométricas, lo que llevó a la confección
de numerosas tablas trigonométricas. En la elaboración de tablas trabajaron,
por ejemplo, Copérnico (1473-1543) y Kepler (1571,1630). Semejantes métodos se
utilizaban tan frecuentemente que recibieron el nombre de
"prostaferéticos". Ellos fueron utilizados por los matemáticos de
Oriente Medio, Viète, Tycho Brahe, Wittich, Bürgi y muchos otros. Estos métodos
siguieron utilizándose incluso después de la invención de los logaritmos a
comienzos del siglo XVII, aunque sus fundamentos, basados en la comparación
entre progresiones aritméticas y geométricas, comenzaron a fraguarse mucho antes.
Durante el siglo XVII surgieron casi todas las disciplinas
matemáticas, produciéndose en lo que a la geometría se refiere el nacimiento de
la geometría analítica.
Sin duda los dos grandes en esta materia y época fueron René
Descartes (1596-1650) y Pierrede Fermat (1601-1655).
La última parte de la famosa obra de Descartes
"Discurso del Método" denominada "Géometrie", detalla en su
comienzo, instrucciones geométricas para resolver ecuaciones cuadráticas,
centrándose seguidamente en la aplicación del álgebra a ciertos problemas
geométricos. Analiza también curvas de distintos órdenes, para terminar en el
tercer y último libro que compone la obra, con la construcción de la teoría
general de ecuaciones, llegando a la conclusión de que el número de raíces de
una ecuación es igual al grado de la misma, aunque no pudo demostrarlo.
Prácticamente la totalidad de la Géometrie está dedicada a la interrelación
entre el álgebra y la geometría con ayuda del sistema de coordenadas.
Simultáneamente con Descartes, Pierre de Fermat desarrolló
un sistema análogo al de aquél. Las ideas de la geometría analítica, esto es,
la introducción de coordenadas rectangulares y la aplicación a la geometría de
los métodos algebraicos, se concentran en una pequeña obra: "introducción
a la teoría de los lugares planos y espaciales". Aquellos lugares
geométricos representados por rectas o circunferencias se denominaban planos y
los representados por cónicas, especiales. Fermat abordó la tarea de
reconstruir los "Lugares Planos" de Apolonio, describiendo alrededor
de 1636, el principio fundamental de la geometría analítica: "siempre que
en una ecuación final aparezcan dos incógnitas, tenemos un lugar geométrico, al
describir el extremo de uno de ellos una línea, recta o curva". Utilizando
la notación de Viète, representó en primer lugar la ecuación Dx=B, esto es, una
recta. Posteriormente identificó las expresiones xy=k2; a2+x2=ky;
x2+y2+2ax+2by=c2; a2-x2=ky2 con la hipérbola, parábola circunferencia y elipse
respectivamente. Para el caso de ecuaciones cuadráticas más generales, en las
que aparecen varios términos de segundo grado, aplicó rotaciones de los ejes
con objeto de reducirlas a los términos anteriores.
La extensión de la geometría analítica al estudio de los
lugares geométricos espaciales, la realizó por la vía del estudio de la
intersección de las superficies espaciales por planos. Sin embargo, las
coordenadas espaciales también en él están ausentes y la geometría analítica
del espacio quedó sin culminar.
En el siglo XVIII, además de la consolidación de la
geometría analítica, surgieron la geometría diferencial, la geometría
descriptiva y proyectiva, así como numerosos trabajos sobre los fundamentos de
la geometría.
Entre los diferentes problemas y métodos de la geometría,
tuvieron gran significado las aplicaciones geométricas del cálculo
infinitesimal. De ellas surgió y se desarrolló la geometría diferencial, la
ciencia que ocupó durante el siglo XVIII el lugar central en al sistema de las
disciplinas geométricas.
A comienzos de siglo ya habían sido estudiados muchos
fenómenos de las curvas planas por medio del análisis infinitesimal, para pasar
posteriormente a estudiar las curvas espaciales y las superficies. Este
traspaso de los métodos de la geometría bidimensional al caso tridimensional
fue realizado por Clairaut. Sin embargo, su obra fue eclipsada, como casi todo
en esta época, por los trabajos de Euler.
Fue Euler quien, en 1748, sistematizó la geometría analítica
de una manera formal. En primer lugar expuso el sistema de la geometría
analítica en el plano, introduciendo además de las coordenadas rectangulares en
el espacio, las oblicuas y polares. En segundo lugar, estudió las transformaciones
de los sistemas de coordenadas. También clasificó las curvas según el grado de
sus ecuaciones, estudiando sus propiedades generales. En otros apartados de sus
obras trató las secciones cónicas, las formas canónicas de las ecuaciones de
segundo grado, las ramas infinitas y asintóticas de las secciones cónicas y
clasificó las curvas de tercer y cuarto orden, demostrando la inexactitud de la
clasificación newtoniana. También estudió las tangentes, problemas de
curvaturas, diámetros y simetrías, semejanzas y propiedades afines,
intersección de curvas, composición de ecuaciones de curvas complejas, curvas
trascendentes y la resolución general de ecuaciones trigonométricas. Todo estos
aspectos se recogen en el segundo tomo de la obra "Introducción al análisis..."
que Euler dedicó exclusivamente a la geometría analítica.
Los métodos de la geometría descriptiva surgieron en el
dominio de las aplicaciones técnicas de la matemática y su formación como
ciencia matemática especial, se culminó en los trabjos de Monge, cuya obra en
este terreno quedó plasmada en el texto "Géometrie descriptive". En
la obra se aclara, en primer lugar, el método y objeto de la geometría
descriptiva, prosiguiendo a continuación, con instrucciones sobre planos
tangentes y normales a superficies curvas. Analiza en capítulos posteriores la
intersección de superficies curvas y la curvatura de líneas y superficies.
El perfeccionamiento de carácter particular y la elaboración
de diferentes métodos de proyección contituyeron el contenido fundamental de
los trabjos sobre geometría proyectiva en lo sucesivo. La idea del estudio de
las propiedades proyectivas de los objetos geométricos, surgió como un nuevo
enfoque que simplificara la teoría de las secciones cónicas. Las obras de
Desargues y Pascal resuelven este problema y sirven de base a la nueva
geometría.
La geometría hacia comienzos del siglo XIX representaba ya
un amplio complejo de disciplinas surgidas del análisis y generalizaciones de
los datos sobre las formas espaciales de los cuerpos. Junto a las partes
elementales, se incluyeron en la geometría casi todas aquellas partes que la
conforman actualmente.
La geometría analítica realizó un gran camino de desarrollo
y determinó su lugar como parte de la geometría que estudia las figuras y transformaciones
dadas por ecuaciones algebraicas con ayuda del método de coordenadas utilizando
los métodos del álgebra.
La geometría diferencial se caracterizó por la utilización
de los conceptos y métodos del cálculo diferencial, lo que conllevó relaciones
estables con el análisis matemático y con numerosos problemas aplicados.
Una de las características principales de la geometría que
se desarrolló durante la segunda mitad del siglo XIX, fue el entusiasmo con que
los matemáticos estudiaron una gran variedad de transformaciones. De ellas, las
que se hicieron más populares fueron las que constituyen el grupo de
transformaciones que definen la denominada geometría proyectiva. Los métodos
aparentemente detenidos en su desarrollo desde la época de Desargues y Pascal,
de estudio de las propiedades de las figuras invariantes respecto a la
proyección, se conformaron en los años 20 del siglo XIX en una nueva rama de la
geometría: la geometría proyectiva, merced sobre todo a los trabajos de J.
Poncelet.
Otro aspecto esencial durante este siglo fue el desarrollo
de las geometrías no euclideanas. Podríamos considerar fundador de esta
geometría al matemático ruso Nicolai Ivanovich Lobachevski (1792-1856). Su obra
mostraba que era necesario revisar los conceptos fundamentales que se admitían
sobre la naturaleza de la matemática, pero ante el rechazo de sus
contemporáneos tuvo que desarrollar sus ideas en solitario aislamiento.
El punto de partida de las investigaciones de Lobachevski
sobre geometría no euclideana fue el axioma de las paralelas de Euclides, sin
demostración durante siglos. Lobachevski, que inicialmente intentó demostrar
dicho axioma, rápidamente se dio cuenta que ello era imposible, sustituyendo
dicho axioma por su negación: a través de un punto no contenido en una recta se
puede trazar más de una paralela que yace en el mismo plano que la primera.
El año 1826 puede considerarse como la fecha de nacimiento
de esta geometría no euclideana o lobachevskiana, siendo en ese año cuando el
autor presentó muchos de los trabajos que avalaban la nueva teoría.
En 1829 Janos Bolyai (1802-1860) llegó a la misma conclusión
a la que había llegado Lobachevski. E incluso el mismo Gauss que apoyaba y
elogiaba a escondidas, nunca de forma pública, los trabajos de Bolyai y
Lobachevski, es posible que mantuviera los mismos puntos de vista pero los
calló por temor a comprometer su reputación científica.
La geometría no euclideana continuó siendo durante varias
décadas un aspecto marginal de la matemática, hasta que se integró en ella
completamente gracias a las concepciones extraordinariamente generales de
Rieman.
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